En el mundo tradicional de la jubilación estadounidense, la estabilidad siempre ha sido la palabra clave. Fondos equilibrados, acciones de grandes empresas, bonos del Tesoro, todo cuidadosamente seleccionado para resistir al tiempo, a las crisis y a la volatilidad del mercado. Pero, con un simple movimiento de pluma, el gobierno de Trump decidió abrir una nueva puerta: la de las criptomonedas dentro de los planes 401(k).
Para muchos trabajadores, el 401(k) es más que un plan financiero. Es una promesa de seguridad futura. Y es precisamente por eso que el reciente cambio de postura del Departamento de Trabajo (DOL), que revocó las advertencias contra el uso de criptomonedas en estos planes, encendió un debate que mezcla innovación, política y el temor a un futuro incierto.
El fin de la señal de alerta
En 2022, bajo la administración Biden, el DOL emitió una advertencia clara: las criptomonedas no debían ser tratadas como inversiones convencionales dentro de los planes de jubilación. Las palabras fueron directas: los activos digitales eran considerados altamente especulativos, difíciles de valorar y rodeados de riesgos de fraude y volatilidad extrema.
“Las criptomonedas son muy diferentes de las inversiones típicas de los planes de jubilación y puede ser extremadamente difícil, incluso para los inversores experimentados, evaluar estos activos y separar los hechos de la exageración.”
Ahora, esa postura ha sido oficialmente revertida. El nuevo DOL, bajo control republicano, afirmó el 28 de mayo que permanecerá “neutral” en cuanto al tema, dejando la decisión en manos de los fiduciarios responsables de los planes.
“El Departamento de Trabajo del gobierno de Biden optó por inclinar la balanza”, dijo Lori Chavez-DeRemer, secretaria de Trabajo. “Estamos revirtiendo esa arrogancia y dejando claro que las decisiones de inversión deben ser tomadas por los fiduciarios, no por burócratas de Washington.”
Los reguladores de Biden no llegaron a prohibir las criptomonedas en los planes de jubilación cuando emitieron un documento de asistencia de cumplimiento en 2022, pero recordaron a los supervisores de los planes su responsabilidad de garantizar inversiones prudentes y sugirieron firmemente que las criptomonedas aún no parecían cumplir con ese estándar, citando riesgos significativos de fraude, robo y pérdida.
Desde entonces, vehículos de inversión en criptomonedas cada vez más populares han proliferado fuera de los planes corporativos de jubilación. El año pasado, varios actores establecidos, incluidos BlackRock y Fidelity, lanzaron fondos de inversión que poseen Bitcoin y están diseñados para seguir el precio de la moneda digital. Esos 11 fondos cotizados en bolsa (ETFs) de Bitcoin (BTC) recaudaron 126.000 millones de dólares en activos desde que comenzaron a cotizar en enero de 2024, según Morningstar, y han rendido un 123% desde entonces. Los ETFs de Ethereum surgieron poco después, aunque atrajeron mucho menos dinero nuevo.
¿Pero qué significa esto exactamente para nosotros, simples ciudadanos comunes?
La promesa (y el peligro) de la libertad de elección
En teoría, esta neutralidad devuelve el poder de decisión a los administradores de los planes y, en algunos casos, a los propios trabajadores, especialmente aquellos con acceso a ventanas de corretaje autogestionadas. Sin embargo, en la práctica, esta apertura puede ser interpretada por muchos como un respaldo tácito a la inclusión de activos digitales en los planes de jubilación, aunque los riesgos sigan siendo los mismos.
“No es que el gobierno esté diciendo ‘invierte en bitcoin para tu jubilación’, pero ha dejado de decir ‘ten cuidado'”, dice Elena Rodríguez, especialista en planificación financiera en Austin, Texas. “Esa ausencia de señalización es una invitación peligrosa a una interpretación equivocada.”
Y, en tiempos de desinformación y promesas fáciles, esa interpretación puede salir muy cara.
La trampa del hype
Sé que el universo de las criptomonedas es seductor. Rendimientos rápidos, historias de enriquecimiento repentino y la constante sensación de estar participando en el futuro. Pero pocos recuerdan que el mismo Bitcoin que ha subido un 123% desde principios de 2024 llegó a perder más del 60% de su valor en períodos anteriores. El mercado es cíclico, emocional y, sobre todo, inestable.
Incluso los expertos reconocen que, hasta ahora, los criptoactivos no se han comportado como “hedges” (protecciones) confiables contra la inflación o la inestabilidad cambiaria; al contrario, suelen caer junto con el mercado de acciones.
“No se puede construir una jubilación sólida sobre una base que se mueve con cada meme o sentimiento en Reddit”, dice Bryan Armour, analista de Morningstar.

El riesgo no está solo en el mercado
Ya existen casi 70 opciones de inversión en criptoactivos potencialmente disponibles para participantes del 401(k), según un estudio de noviembre de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), el brazo investigativo del Congreso.
Más preocupante que la volatilidad en sí es la ilusión de seguridad que puede surgir cuando un activo especulativo entra en un entorno institucionalizado como el 401(k). Al ver criptomonedas listadas entre opciones de inversión tradicionales, muchos trabajadores pueden asumir, erróneamente, que estos activos son tan seguros como un fondo indexado o un bono gubernamental.
Y cuando ocurran pérdidas — porque ocurrirán — las demandas contra los empleadores pueden multiplicarse. Después de todo, son los fiduciarios quienes responden legalmente por decisiones imprudentes. La neutralidad del gobierno puede no proteger a nadie de las acciones colectivas o de los daños a la reputación.
Como con cualquier inversión, hay riesgos y beneficios a considerar. En el caso de las criptomonedas, algunos de los puntos más relevantes los presento en la siguiente tabla.
Categoría | Riesgos | Oportunidades |
Mercado | Volatilidad extrema de precios | Alto potencial de crecimiento y diversificación |
Regulatorio | Regulación en evolución, supervisión limitada, sin seguro | Crecimiento con ventajas fiscales (401(k)) |
Operacional | Preocupaciones de seguridad, hackeos, pérdidas; complejidad para muchos inversores | Control directo, a menudo líquido; posible protección contra la inflación |
Desempeño | Sin dividendos ni intereses; historial corto, estabilidad no comprobada | Posibles retornos asimétricos; acceso a una nueva clase de activos |
Idoneidad | No apto para baja tolerancia al riesgo; posible pérdida de capital | Pequeña asignación, alta recompensa; puede ser adecuado para horizontes de largo plazo |
El dilema ético detrás del cambio
Tampoco debemos ignorar el trasfondo político y ético de este cambio. La familia Trump tiene vínculos directos con negocios de criptomonedas, promoviendo activamente tokens y activos digitales mientras los reguladores bajo su mando flexibilizan la fiscalización y rechazan investigaciones.
Sin embargo, no se espera que la reversión desencadene una carrera para invertir en criptomonedas alternativas en los más de 715.000 planes de jubilación 401(k), que tenían alrededor de 8,9 billones de dólares en activos a fines del año, según el Investment Company Institute.
Este conflicto de intereses tan evidente plantea una pregunta esencial: ¿las decisiones se están tomando con el foco en proteger al ciudadano común o en los intereses privados de quienes están en el poder?
El futuro de la jubilación (y de la responsabilidad)
Aunque muchos administradores de planes probablemente seguirán siendo reacios a incluir criptomonedas en el menú oficial de inversiones, el cambio de tono del gobierno es simbólico y peligroso. Representa un giro cultural hacia el riesgo disfrazado de libertad de elección.
Es cierto que los estadounidenses merecen autonomía para decidir cómo invertir su jubilación. Pero esa autonomía debe venir acompañada de información clara, regulación robusta y, sobre todo, responsabilidad institucional.
Después de todo, no se trata solo de apuestas financieras. Estamos hablando del futuro de millones de trabajadores que, a lo largo de su vida, confían más en el 401(k) que en cualquier político.