En uno de los momentos más congelados del mercado inmobiliario estadounidense en las últimas décadas, persiste un fenómeno curioso: las personas siguen navegando ávidamente por sitios como Zillow. Incluso frente a precios inaccesibles, inventarios escasos y tasas hipotecarias que rozan los dos dígitos, millones de estadounidenses continúan deslizando, haciendo clic y soñando con casas que probablemente no van a comprar (al menos, no ahora).
El comportamiento, aparentemente contradictorio, revela más que un hábito de procrastinación digital. Habla de aspiraciones, planificación y, en cierta forma, esperanza. En un país donde la vivienda propia es vista como símbolo de estabilidad, éxito y pertenencia, el simple acto de mirar propiedades se transforma en una forma de escapismo y en una preparación silenciosa para un futuro posible. La “Navegación en Zillow” es una realidad.
Jeremy Wacksman, CEO de Zillow, lo sabe mejor que nadie. Incluso con las ventas de propiedades en su nivel más bajo en tres décadas, el sitio que dirige sigue siendo uno de los más visitados de Estados Unidos, con casi 230 millones de accesos mensuales. “La gente navega para soñar”, dice él. Pero ¿qué dice esa navegación sobre el presente y el futuro del mercado?
Soñar es gratis (por ahora)

La realidad de 2025 no es nada alentadora para los compradores. La vertiginosa valorización de los inmuebles desde la pandemia, sumada a la baja oferta de nuevas construcciones y al aumento de las tasas de financiación, ha dejado la vivienda propia fuera del alcance de millones. Muchos propietarios, atrapados en hipotecas antiguas con tasas del 2% o 3%, no quieren deshacerse de lo que se ha convertido en un activo valioso, lo que agrava aún más la escasez.
Aun así, el acto de “navegar en Zillow” se ha convertido en un comportamiento cultural. En lugar de frustrarse con el mercado, el consumidor se adapta: investiga, compara, entiende patrones. Algunos lo hacen solo por placer; otros, con estrategia. Porque, aunque el sueño esté lejano, el conocimiento sobre lo que hay allá afuera se transforma en una ventaja competitiva cuando finalmente surge la oportunidad.
Zillow quiere más que tu curiosidad
Atenta a este comportamiento, Zillow no quiere ser solo una vitrina de sueños: quiere transformar la fantasía en transacción. Por eso, la empresa ha estado invirtiendo en un modelo de “superaplicación inmobiliaria”, que promete centralizar no solo la búsqueda de propiedades, sino también la financiación, el alquiler, la contratación de agentes y otros servicios.
En teoría, la promesa es crear una experiencia más integrada y menos traumática, algo muy diferente de la realidad de muchos que reportan frustraciones, burocracia e inseguridad al comprar o vender una casa. El reto es alinear eso con los intereses de todas las partes: consumidores, agentes, anunciantes y reguladores. Y en ese punto, Zillow empieza a caminar en terreno delicado.
¿Transparencia o monopolio?
Recientemente, la empresa fue objeto de una demanda presentada por la inmobiliaria Compass, que acusa a Zillow de prácticas anticompetitivas. El centro de la disputa es una nueva regla que exige que todas las propiedades a la venta se publiquen en el sitio dentro de un plazo de 24 horas, de lo contrario, el anuncio será prohibido. Compass llama a esto la “prohibición de Zillow”; el CEO de Zillow lo defiende como un esfuerzo por garantizar la transparencia y el acceso igualitario a la información.
La controversia expone una tensión antigua en el sector: ¿hasta qué punto las plataformas que concentran datos y usuarios dejan de ser facilitadoras y pasan a dictar reglas? ¿Y cómo equilibrar la innovación tecnológica con la responsabilidad sobre el impacto que genera en mercados ya presionados?
Acceder, sí. Comprar, no siempre
Por más que Zillow refine algoritmos, invierta en inteligencia artificial y ofrezca experiencias inmersivas, un obstáculo permanece: la accesibilidad. Según el propio Wacksman, la principal crisis actual no es de demanda ni de tecnología, sino de oferta. “Estamos viviendo una crisis de accesibilidad impulsada por una crisis de disponibilidad”, afirmó. Con pocas viviendas en construcción y precios elevados, muchos estadounidenses están simplemente fuera del juego.
Aun así, Zillow sigue siendo relevante. Porque, en el fondo, navegar es una forma de mantenerse cerca del sueño, incluso cuando parece inalcanzable. Y mientras haya quienes sueñen con tener una casa propia, o incluso con una casa mejor, habrá espacio para plataformas que alimenten ese deseo.
Conclusión
El mercado inmobiliario en Estados Unidos puede estar paralizado, pero el interés de las personas sigue girando. No se trata necesariamente de comprar ahora, sino de prepararse, de entender lo que está disponible, de planear y, sobre todo, de mantener viva la esperanza.
Y en ese escenario donde datos, deseos y decisiones se entrelazan, Zillow se ha convertido en más que un sitio web: se ha transformado en una vitrina emocional para el imaginario estadounidense. Porque incluso cuando el mercado se congela, el sueño de un hogar sigue ardiendo.